Controlar tus emociones ayuda a controlar tu diabetes.
Vivir con diabetes puede llegar a ser muy complicado, tanto para el adolescente que la padece como para los padres y su entorno. La adolescencia es una etapa de la vida difícil de gestionar. El cambio de niño a adulto genera un choque de emociones que se multiplican cuando se añaden los controles, los pinchazos, la preocupación por las comidas, el ejercicio y el miedo a las hipo/hiperglucemias. Es natural que aparezcan sentimientos de ira, tristeza, miedo, impotencia, culpa… Todas estas emociones son reacciones necesarias para hacer frente a la situación tan especial en la que se encuentra el joven de la Generación Diguan.
Nuestro proyecto hace especial hincapié en las emociones que provoca tener una diabetes tipo 1 en esta etapa vital tan especial que da paso a la vida adulta. Desde la Generación Diguan se han realizado numerosas aportaciones al respecto. Este que puedes ver aquí trata del estado emocional del adolescente con diabetes frente a las diferentes situaciones cotidianas.
Es normal sentir enojo ante algo difícil de controlar y miedo al futuro. Así como inseguridad al no verse capaz de actuar correctamente. Tristeza es otra de las emociones que aparecen frecuentemente tras el diagnóstico y se va tomando conciencia de la enfermedad. El sentimiento de injusticia es común: “¿Por qué a mí?” Y cuando parece que los resultados no se corresponden con los esfuerzos llega la frustración, la impotencia,: “Da igual lo que haga, los niveles suben y bajan y no puedo hacer más”. Incluso sentimientos de culpa: “Si me cuidara más…”.
Hay que aprender a entender y aceptar estos sentimientos porque:
La diabetes no se va.
La diabetes es exigente.
La diabetes puede asustar.
La diabetes es frustrante.
La diabetes no solo afecta a quien la padece. También a su entorno.
Podríamos hacer esta lista más larga, tanto como cada uno de los sentimientos que provoca vivir con diabetes pero hay que dar un paso adelante y afrontarla con determinación y optimismo. ¿Cómo? Los psicólogos nos dan las siguientes pautas para aprender a manejar adecuadamente nuestras emociones:
- Admitir tus emociones. Reconocerlas, encararlas y exteriorizarlas.
- No avergonzarse de ellas. Recordad que las emociones te ayudan si no te dominan completamente.
- Razonarlas, intentando gestionar nuestro miedo, tristeza o enfado.
- Buscar la confianza, el valor o el optimismo.
- Asociar creencias personales de seguridad, imaginarnos dominando la situación que nos atemoriza. No pensar en escenarios de fracaso.
- Es lógico que preocupe el futuro, pero no hay que olvidarse de vivir el momento (aquí y ahora).
Si la necesitas, una adecuada asistencia psicológica puede ayudar a reconocer y trabajar los pensamientos y las conductas que se asocian a las emociones negativas.
Con todo esto os deseamos buen rollo, mejores emociones y una sonrisa. Si necesitas desahogarte y mostrar al mundo cómo te sientes utiliza los filtros de la Generación Diguan.
Te ayudarán a afrontar cada sentimiento y darlos a conocer. ¿Cómo te sientes? Cuéntanoslo. Ponte un filtro de la Generación Diguan.